Una de las creencias más populares en Bulgaria es la de los “Samodivi”, unas criaturas míticas que se dice que habitan en los bosques del país. Se cree que estas hermosas mujeres con poderes mágicos son capaces de hechizar a los hombres y llevárselos a vivir con ellas para siempre. Los búlgaros que viven en zonas rurales todavía mantienen la creencia en los Samodivi, y a menudo se utilizan amuletos y rituales para protegerse de su influencia.
Otra superstición común en Bulgaria está relacionada con el número 13. Se cree que el número 13 trae mala suerte, y muchas personas evitan tener 13 invitados a una mesa o construir edificios con 13 pisos. Esta superstición es tan fuerte que algunos hoteles y edificios en Bulgaria omiten el número 13 de sus pisos.
También hay muchas creencias en torno a la suerte y la fortuna en Bulgaria. Por ejemplo, se cree que si un pájaro canta cerca de tu casa, traerá buena suerte, mientras que si un búho aúlla cerca de tu casa, es un presagio de desgracia. Muchas personas también realizan rituales y usan amuletos para atraer la suerte, como llevar un trevo de cuatro hojas o tocar la barriga de una mujer embarazada para tener suerte.
Además, Bulgaria tiene una serie de festivales y celebraciones que están vinculados a creencias y supersticiones. Por ejemplo, en la víspera de Año Nuevo, es costumbre que las personas se reúnan alrededor de una mesa llena de comida y realicen diversos rituales para atraer la suerte y la abundancia en el próximo año. También se llevan a cabo festivales en honor a ciertos santos o deidades, en los que se realizan rituales para garantizar una buena cosecha o protegerse de la mala suerte.
En resumen, las creencias y supersticiones desempeñan un papel importante en la cultura búlgara, y todavía son parte integral de la vida cotidiana de muchas personas en el país. Estas creencias están arraigadas en la historia y la tradición de Bulgaria, y continúan influyendo en la forma en que las personas perciben el mundo que les rodea. Aunque algunas de estas creencias pueden parecer extrañas o irracionales, para muchos búlgaros son una parte esencial de su identidad y forma de pensar.
