En Bulgaria, el bautizo se lleva a cabo cuando el niño tiene entre 3 y 6 meses de edad, y es una ocasión llena de simbolismo y significado. Antes del bautizo, los padres del niño eligen a los padrinos, quienes tienen un papel muy importante en la ceremonia. Los padrinos son responsables de guiar al niño en su vida cristiana y de asistirlo en caso de que sus padres fallecieran.
El día del bautizo, la familia se reúne en la iglesia, donde el sacerdote realiza la ceremonia. Durante el bautizo, el niño es sumergido tres veces en agua bendita, simbolizando su purificación y su entrada en la fe cristiana. Después, el sacerdote unge al niño con óleo santo en la frente, el pecho, las manos y los pies, otorgándole la fuerza para enfrentar los desafíos de la vida.
Tras la ceremonia en la iglesia, la familia se reúne en un banquete en donde se sirven platos tradicionales búlgaros, como el banitsa (un pastel hecho con masa filo y queso), el kavarma (estofado de carne) y el baklava (postre de origen turco). Durante el banquete, se llevan a cabo diferentes rituales, como el de la “salud”, en el que los invitados brindan por la salud y el bienestar del niño, y el de la “prosperidad”, en el que se le regalan al niño monedas para desearle una vida próspera.
Además, a lo largo de la celebración se realizan muchos juegos y cantos tradicionales, que animan la fiesta y hacen que todos los invitados se sientan parte de este momento especial. Al final del banquete, se reparten pequeños recuerdos a los invitados, como velas bendecidas o pañuelos bordados a mano.
En resumen, el bautizo en Bulgaria es una celebración llena de costumbres y rituales tradicionales que reflejan la importancia de la fe y la familia en la cultura búlgara. Es un evento lleno de simbolismo y significado, que une a la familia y a la comunidad en torno a la bienvenida del nuevo miembro al mundo cristiano.
